Ante esta ola de violencia en el estado, las víctimas que más se ponen en tela de discusión son el de los niños, las niñas y adolescentes. Los grupos criminales se han convertido en actores que brindan a la niñeces y juventudes posibilidades de movilidad social, de pertenencia y de arraigo.
En este contexto de disputas por el control de economías criminales en los territorios, los derechos de la niñez y adolescencias se ven gravemente vulnerados. Las cifras de homicidios, feminicidios y desapariciones describen un incremento agudo de las violencias hacia este grupo
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